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jueves, 18 de junio de 2009
25 años de Huída de la Oscuridad
Si el calendario no miente (por lo menos, el del LoneWolf Club del 94 según nos informa el amigo Lachlan) hace sólo unos días se cumplió el vigésimo quinto aniversario de la publicación de Huída de la oscuridad, el título que dio inicio a la popular serie Lobo Solitario, de Joe Dever. Así que es una buena ocasión para hablar un poco de este librojuego y de la saga.
Por
una vez, en España no tuvimos que esperar demasiado para poder
disfrutarlo, pues si en el Reino Unido (de donde es originario su autor)
fue lanzado en 1984, aquí lo haría apenas un año después gracias a la
hoy malograda editorial Altea,
que se convirtió en receptora de algunas de las principales y más
interesantes colecciones de librojuegos que emergieron por estos
andurriales, en tiempos del verdadero auge del género tanto en Europa
como en Estados Unidos.
Un cuarto de siglo después, las cosas son
bien diferentes. Mientras que muchos de los países que vieron nacer el
fenómeno se ocupan de resucitar la serie, con la renovada versión en
inglés –incluida edición de coleccionista en formato de lujo- de Mongoose Publishing, como también la reedición italiana de Lupo Solitario, o la del francés Loup Solitaire por Gallimard, en nuestro país se mantiene la ausencia de novedades al respecto, sin contar la fracasada intentona de Timun Mas
en 2003 (con los 5 primeros números publicados). Creo que ya he
comentado en algún momento que Altea dejó colgados a los lectores en el
nº 11, a una entrega de cerrar la saga del Magnakai, sellando la
desgracia sobre el personaje de jubón verde en su trayectoria española,
que sólo muchos años después, gracias al esfuerzo de un exiguo puñado de
fieles seguidores, ha podido resurgir tímidamente y ver completadas
algunas de sus aventuras inéditas en castellano.
El caso es que por ahí fuera no deben de funcionar mal las cosas con Lobo Solitario, a tenor de la aparición del Lone Wolf RPG (con reciente edición francesa ilustrada por el propio Gary Chalk)
y un par de suplementos de juego. Por no mencionar la nueva serie de
novelas, en inglés, inspiradas en las historias de Magnamund, el mundo
que envuelve la epopeya de Lobo Solitario, o la más reciente versión del
juego para la NDS (a la que ya dedicaré su espacio). Con todo, la
vanguardia la lleva la editorial Mongoose, que se ha propuesto publicar
los 28 volúmenes originales (incluyendo la ansiada y de escasa tirada
saga del New Order) más los 4
últimos, hasta el 32, proyectados por Dever desde largo y que por fin se
materializarán, incorporando importantes novedades: retoques en el
guión, nuevas y más numerosas ilustraciones, mini-aventuras extra, etc.
Hay
que decir, no obstante, que se aprecia un cierto parón o lentitud en la
salida de las entregas. Parece que, en este mundo en el que la oferta
lúdica actual sitúa a los librojuegos en un lugar bastante olvidado del
entretenimiento, a Lobo Solitario le está costando un poco arrancar de
su público potencial el éxito cosechado dos décadas atrás. Incluso la
que fuera la comunidad más importante en torno a LS, Tower of the Sun,
se fue al garete hace muchos meses de forma inexplicable ni visos de
regresar. Quizá la salida de un futuro videojuego en preparación por Ksatria Games, que parece no ver nunca la luz, dé un nuevo empujón a la obra.
Una
vez recapitulada la marcha de la situación contemporánea de Lobo
Solitario, y ya que no es plan de andar lamentándose siempre de nuestra
mala suerte pasada, lo mejor será recordar el libro que supuso el
comienzo de la andadura del personaje. Las primeras partes siempre son
memorables y el caso que nos ocupa no es distinto. Si bien se trata de
una aventura sencilla, que carece de la intensidad y adicción de
volúmenes posteriores (especialmente el excepcional Fuego sobre el agua,
que lo sucede) implica nada menos que en el nacimiento de un héroe del
que vamos a participar en su desarrollo a lo largo de múltiples libros y
sus consiguientes misiones. Es una presentación limitada del mundo de
Magnamund, porque lejos todavía de las odiseas que llevarán a Lobo
Solitario a recorrer cada extremo del continente, no dejamos su
Sommerlund natal ni las inmediaciones del Monasterio del Kai y de la
capital del país.
Con Huída de la oscuridad
nos introducimos en un periodo en el que la presencia de los Señores de
Helgedad es cada vez más palpable. Confinados en su tierra de pesadilla
bajo el mandato de su líder, Zagarna, amenazan a las naciones libres
del norte -las Lastlands- en particular al odiado país vecino de
Sommerlund, donde siglos atrás Águila del Sol fundó la Orden del Kai
justamente para mantener a raya a sus inveterados enemigos, sirvientes
del tenebroso dios Naar en su pugna por controlar Aon, el universo que
alberga Magnamund.
Hasta aquí, nada original: la típica lucha a
muerte en un mundo fantástico entre los malísimos de turno contra los
campeones del bien. Sin embargo, el libro empieza con la masacre
absoluta de los buenos. La Orden del Kai al completo, reunida por la
festividad de Fehmarh, se viene abajo cuando los Señores de la Oscuridad
atacan por sorpresa su monasterio, segando la vida de hasta el último
de sus miembros e invadiendo el resto del país simultáneamente. El
principal baluarte de la seguridad de las Lastlands cae y sus
componentes desaparecen. Todos, salvo un joven novicio que, debido a su
laxitud y torpeza, se encontraba fuera del monasterio recogiendo leña
como castigo por su actitud durante su formación. De esta forma, jugamos
el papel del único superviviente de la catástrofe, que pese a su nada
prometedor aprendizaje dentro de la orden, se ve predestinado a
convertirse en único depositario de los conocimientos de la misma.
Tampoco
con esto de la figura del eterno elegido podemos destacar nada
original. La diferencia se halla en que, además de un relato fantástico,
estamos ante un juego. Y es el jugador quien va a determinar con sus
decisiones, y el factor suerte por medio, si el protagonista dará con
sus huesos en la primera cuneta o si será capaz de afrontar el grave
peligro que se cierne sobre Magnamund y restaurar la vieja gloria del
Kai. Pero la primera misión del rebautizado -por razones evidentes- Lobo
Solitario, es mucho más modesta. Simplemente huir, echar a correr campo
a través y ocultarse en los bosques hasta alcanzar la ciudad para dar
la voz de aviso y comunicar las malas nuevas al rey Ulnar de Sommerlund.
No puede hacer mucho más, pues es un muchacho que apenas cuenta con
escasas nociones de las disciplinas poco ejercidas que sus maestros
trataban de transmitirle, junto a unos cuantos víveres y objetos de poco
valor. Naturalmente, el camino no va a estar exento de peligros y
aunque los enemigos que se encuentre distan mucho de aquellos con los
que se verá las caras en próximas incursiones, en la situación de
debilidad con la que parte en este primer volumen pasaremos apuros para
finalizar con éxito su cometido.
Como
ya he dicho, uno de los principales puntos a favor de Huída de la
oscuridad es que, al ser el primer libro, nos inserta en el universo
donde tienen lugar las aventuras de Lobo Solitario. Y lo hace con gran
acierto, porque pese a las limitaciones de Dever en sus comienzos
(secciones parcas en texto y un estilo narrativo todavía poco elaborado)
y su aparente falta de ambición literaria, es un título hacia el que
los aficionados guardan un gran cariño. Hay que reconocer que las
ilustraciones de Gary Chalk
contribuyen en enorme medida a mantener esta apreciación. Gracias a la
pluma de Dever y a los dibujos de Chalk, entra en escena una buena
variedad de seres, lugares y personajes que vamos a ir encontrándonos de
forma recurrente en el futuro. Desde un bestiario representativo de las
criaturas que componen las hordas de los Señores de la Oscuridad
(giaks, kraans, vordaks e incluso los siempre temibles helghast) a
personajes secundarios que se convertirán en eventuales compañeros de
viaje de Lobo Solitario (como el mago Banedon o el capitán D’Val). No
falta tampoco lo que será una costumbre permanente de la colección; la
de sumergirnos a medida que recorremos sus distintos capítulos en las
leyendas de Magnamund, para un conocimiento más profundo por el lector,
logrando así su implicación en la serie.
La sencillez argumental se extiende también al apartado de reglas, concisas, que hemos de manejar para abrirnos paso en la aventura. En este sentido, aunque fácilmente entendibles, las reglas de juego de Lobo Solitario constituyen un salto de gigante respecto a las del conjunto de series menores de librojuegos que pululaban por entonces en las librerias. Aquí ya tenemos la sensación de que un librojuego se convertía en algo más que un mero pasapáginas de una sección a otra; ligeramente similar así a un juego de rol, algo rudimentario, para un solo jugador (aunque sólo sea por el uso del D10, inusual por entonces en un librojuego). El sistema de lucha no es complejo, pero en él ya intervienen factores ausentes en otras colecciones: a las conocidas puntuaciones de Destreza en el Combate y Puntos de Resistencia se suman aspectos tales como la elección del arma, modificadores al combate, objetos que aportan beneficios, la forma en que afectan las Disciplinas del Kai al resultado, las cualidades de los enemigos y sus resistencias a según qué tipo de ataque, etc.
La sencillez argumental se extiende también al apartado de reglas, concisas, que hemos de manejar para abrirnos paso en la aventura. En este sentido, aunque fácilmente entendibles, las reglas de juego de Lobo Solitario constituyen un salto de gigante respecto a las del conjunto de series menores de librojuegos que pululaban por entonces en las librerias. Aquí ya tenemos la sensación de que un librojuego se convertía en algo más que un mero pasapáginas de una sección a otra; ligeramente similar así a un juego de rol, algo rudimentario, para un solo jugador (aunque sólo sea por el uso del D10, inusual por entonces en un librojuego). El sistema de lucha no es complejo, pero en él ya intervienen factores ausentes en otras colecciones: a las conocidas puntuaciones de Destreza en el Combate y Puntos de Resistencia se suman aspectos tales como la elección del arma, modificadores al combate, objetos que aportan beneficios, la forma en que afectan las Disciplinas del Kai al resultado, las cualidades de los enemigos y sus resistencias a según qué tipo de ataque, etc.
Es realmente interesante la lista de Disciplinas del Kai
que se enumeran dentro de las instrucciones: Camuflaje, Caza, Sexto
Sentido, Rastreo, Curación, Dominio en el manejo de las armas, Defensa
psíquica, Ataque psíquico, Afinidad animal y Poder mental sobre la
materia. Una variedad de artes marciales y habilidades esotéricas
secretas que conferían a los Señores del Kai ese aire a medio camino
entre monjes de inspiración oriental y paladines medievales. Como
Iniciado del Kai (tu rango de partida en el momento de empezar), tan
sólo controlas cinco disciplinas a tu elección, de entre las diez
propuestas que irás consiguiendo a medida que se desarrollen tus
progresos en la sabiduría de la Orden. De la correcta elección de las
disciplinas depende en cierto modo tu capacidad para acabar la aventura
con éxito, aunque nunca será obligatorio disponer de una determinada
disciplina para solventar una sección de paso imprescindible para llegar
al final.
En lo que se refiere a la jugabilidad de la aventura, aunque no está al nivel de la mayoría de entregas siguientes, hay que destacar el empeño del autor por permitir una amplia disponibilidad de elección de caminos a seguir y de libertad de acción a lo largo de sus 350 secciones. Los enemigos son abundantes y diversos, algunos de los cuales pueden darnos problemas si consideramos la inexperiencia de nuestro bisoño héroe y la ausencia de elementos de ayuda (en especial la famosa espada Sommerswerd, que nos permitirá despachar alegremente esta clase de monstruos en un futuro), aunque en general se les puede vencer con relativa facilidad. Se puede decir, por tanto, que presenta un grado de dificultad media, motivado sobre todo por lo raso de nuestras estadísticas iniciales, carentes de los bonus que se irán obteniendo luego.
El trabajo que realiza Gary Chalk (ilustrador de los 8 primeros números de Lobo Solitario) le eleva a la categoría de artífice del éxito de la colección casi en la misma medida que su escritor. Entre sus dibujos para 'Huída de la oscuridad' se encuentran, para mi gusto, algunos de los mejores de la serie. Más tarde, se volvió algo descuidado y le relevó Brian Williams, al que personalmente prefiero, aunque hay que admitir que cogió el testigo con el personaje ya bien asentado en la mente de los fans gracias a la visión, a menudo deforme -sobre todo con los personajes- y otras brillante -en especial con paisajes y construcciones- que Chalk logró aportar. En la edición española perpetrada por Timun hemos contado con nuevos dibujos, prácticamente abocetados, a cargo del argentino Alejandro Colucci, cumplidores pero ausentes de chispa y sobre todo muy poco comprometidos con el relato. Aspecto determinante, tal era la importancia de mantener las ilustraciones originales (en un género donde estas son esenciales), para el fracaso del relanzamiento.
En lo que se refiere a la jugabilidad de la aventura, aunque no está al nivel de la mayoría de entregas siguientes, hay que destacar el empeño del autor por permitir una amplia disponibilidad de elección de caminos a seguir y de libertad de acción a lo largo de sus 350 secciones. Los enemigos son abundantes y diversos, algunos de los cuales pueden darnos problemas si consideramos la inexperiencia de nuestro bisoño héroe y la ausencia de elementos de ayuda (en especial la famosa espada Sommerswerd, que nos permitirá despachar alegremente esta clase de monstruos en un futuro), aunque en general se les puede vencer con relativa facilidad. Se puede decir, por tanto, que presenta un grado de dificultad media, motivado sobre todo por lo raso de nuestras estadísticas iniciales, carentes de los bonus que se irán obteniendo luego.
El trabajo que realiza Gary Chalk (ilustrador de los 8 primeros números de Lobo Solitario) le eleva a la categoría de artífice del éxito de la colección casi en la misma medida que su escritor. Entre sus dibujos para 'Huída de la oscuridad' se encuentran, para mi gusto, algunos de los mejores de la serie. Más tarde, se volvió algo descuidado y le relevó Brian Williams, al que personalmente prefiero, aunque hay que admitir que cogió el testigo con el personaje ya bien asentado en la mente de los fans gracias a la visión, a menudo deforme -sobre todo con los personajes- y otras brillante -en especial con paisajes y construcciones- que Chalk logró aportar. En la edición española perpetrada por Timun hemos contado con nuevos dibujos, prácticamente abocetados, a cargo del argentino Alejandro Colucci, cumplidores pero ausentes de chispa y sobre todo muy poco comprometidos con el relato. Aspecto determinante, tal era la importancia de mantener las ilustraciones originales (en un género donde estas son esenciales), para el fracaso del relanzamiento.
Quizás
este hecho contribuyó a que se mitificara y convirtiese en objeto de
culto, disparado de precio en la segunda mano, la vieja edición de Altea
que, bajo sus características tapas de color verde (a pesar de las
horrendas portadas de Ricardo Recio), aúna en su interior todos los
buenos recuerdos de la desbordante imaginación que esta serie de
librojuegos ya desató en los años ochenta. Por eso no recibo con agrado
ni los cambios argumentales ni las nuevas ilustraciones introducidas por
Mongoose, que me parecen una traición a la historia primitiva. Para mi,
el Lobo Solitario de 'Huida de la oscuridad' siempre será el muchacho
asustado que salió a por leña y se encontró a la vuelta con todos sus
camaradas muertos y su hogar destruido (y no el que ahora pretende la
editorial británica, mucho más típico y rendido a lo convencional, que
le hace partícipe de la defensa del monasterio desde las primeras
páginas).
Para la memoria colectiva de los aficionados a los librojuegos siempre quedará esa versión previa como la auténtica, que aún hoy se encuentra accesible. Ya que, por suerte, hace años que Joe Dever concedió la posibilidad de la publicación online al completo de Lobo Solitario (de forma totalmente gratuita y legal) a la web de Project Aon, donde paralelamente a la venta de la nueva edición de Mongoose, podemos disfrutar de estos libros (hasta la fecha, 21 números disponibles en inglés y 6 en español).
¡Qué mejor forma de homenajear a Lobo Solitario en sus 25 añitos que echándose una partida a 'Huída de la oscuridad'!
Para la memoria colectiva de los aficionados a los librojuegos siempre quedará esa versión previa como la auténtica, que aún hoy se encuentra accesible. Ya que, por suerte, hace años que Joe Dever concedió la posibilidad de la publicación online al completo de Lobo Solitario (de forma totalmente gratuita y legal) a la web de Project Aon, donde paralelamente a la venta de la nueva edición de Mongoose, podemos disfrutar de estos libros (hasta la fecha, 21 números disponibles en inglés y 6 en español).
¡Qué mejor forma de homenajear a Lobo Solitario en sus 25 añitos que echándose una partida a 'Huída de la oscuridad'!
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